Entre diciembre y junio, el 63,3 % de las víctimas de abuso sexual infantil en San Luis tenía vínculo familiar con su agresor. La mayoría eran niñas, y muchas, con discapacidad.
El abuso sexual infantil persiste como una de las formas más invisibilizadas y brutales de violencia. En San Luis, las estadísticas del Departamento Cámara Gesell del Poder Judicial revelan una realidad alarmante: entre diciembre de 2024 y junio de 2025, seis de cada diez víctimas tenían menos de 10 años al momento del hecho, y en la mayoría de los casos conocían a su agresor.
Según los datos oficiales, el 63,3 % de las víctimas tenía un vínculo intrafamiliar con el abusador. La edad promedio al momento de sufrir el abuso fue de 9 años y medio, pero muchas no pudieron hablar hasta casi los 11, cuando ya estaban judicializados los casos. La demora en poder relatar lo ocurrido revela el profundo daño emocional y psicológico que padecen.
El informe también advierte que el 63,3 % de las víctimas son de género femenino, y que el 13 % presenta alguna discapacidad, lo que las coloca en una situación de aún mayor vulnerabilidad.
### Cámara Gesell: un entorno cuidado para escuchar sin dañar
El abordaje judicial de estos casos exige dispositivos especiales que resguarden a las víctimas y permitan obtener testimonios válidos. En San Luis, esto se realiza a través del sistema de Cámara Gesell, una sala acondicionada que permite que jueces, fiscales y defensores presencien la declaración sin contacto directo con la víctima. La entrevista es conducida por un psicólogo o psicóloga forense y grabada en video, lo que evita que el testimonio tenga que repetirse en múltiples instancias, reduciendo así el riesgo de revictimización.
Para niños en edad preescolar o con discapacidad intelectual, se utiliza el CAPALIST, una técnica psicológica diseñada para evaluar si están en condiciones de declarar. “Si el resultado no lo permite, se informa a la Fiscalía y se evita exponer al niño innecesariamente”, explicó Marisa Samper, coordinadora provincial del dispositivo.
### El rol de la Justicia: entre la prueba y la reparación
Samper destacó que el objetivo no es solo obtener pruebas, sino también evitar daños mayores. “No se trata solo de que puedan hablar, sino de que comprendan lo que vivieron y puedan expresarlo con el menor sufrimiento psíquico posible”, señaló.
La especialista remarcó que tratar a las infancias como sujetos de derecho —y no como meros objetos de prueba— es un cambio de paradigma imprescindible. “Muchas veces se espera que declaren cuando aún están atravesando el trauma. Eso no solo es injusto, es contraproducente”, afirmó.
Para las víctimas, una sentencia judicial clara y oportuna puede representar un paso hacia la reparación. “El reconocimiento del hecho, sobre todo cuando el acusado lo admite en un juicio abreviado, tiene un fuerte impacto simbólico. Muchas veces lo más traumático no es el hecho en sí, sino la culpa. Que el abusador se responsabilice ayuda a sanar”, concluyó.