El fotógrafo mendocino llega por primera vez a la provincia con una muestra de su extensa obra, en Atípica cultural. “Más que la técnica, me importa el mensaje”.
A los 80 años, Cayetano Arcidiacono atravesó todo el proceso fotográfico. Comenzó en la analogía con una cámara de 35 mm, se animó al cambio con una cámara digital y ahora, desde hace siete años, impone su ley de que “todo es fotografiable” con un teléfono celular. El paso de un vida hecha de imágenes se complementará en la muestra “Se buscan ojos”, la primera del notable reportero mendocino en San Luis.
El espacio donde se realizará la exposición es “Atípica cultural”, la cafetería y librería que está en Rivadavia 842 y que recibirá a Cayetano el martes. La inauguración será a las 20, contará con una performance a cargo de María Paz Lucero y Marcelo Di Gennaro y la muestra estará por casi un mes en las paredes del bar. “Mi intención es quedarme dos o tres días en San Luis, para charlar con la gente”, dijo el fotógrafo.
“San Luis para mi es una provincia muy querida, la conozco mucho y ahora que me hayan invitado a ser parte de una muestra en ese proyecto es muy gratificante. Voy a incorporar a la provincia a mi listado de muestras”, sostuvo Arcidiacono, toda una institución en la fotografía de Cuyo.
Para “Se buscan ojos”, el fotógrafo seleccionó 8 fotos que viajarán encuadradas y unas 50 que serán proyectadas el día de la inauguración. “Es un compendio -explicó el trabajador de la imagen- de lo que he venido haciendo durante tantos años, una selección de todas las épocas y todos los estilos con lo que trabajé”.
La prioridad de Arcidiacono al momento de eternizar una imagen es, más que la técnica, documentar su entorno, ver lo que lo rodea con su mirada personal. “Lo importante es el mensaje, la forma en que muestro lo que quiero transmitir”, sostuvo el mendocino.
El paso de lo analógico a lo digital para Cayetano fue natural y sirvió para que pudiera manejar el color con más precisión, aunque su obra sigue basada fundamentalmente en el blanco y negro. “Creo que en el traspaso no hubo mucha variedad en el tratamiento de las fotos, al fin y al cabo las herramientas del laboratorio y las del Photoshop son las mismas”, recalcó.
Pese a que se dedica a la fotografía desde hace 50 años, nunca la tomó como una profesión -su verdadero trabajo es el de ebanista-, sino como “una compañera en los pasatiempos”.