La planta de San Luis está colapsada y se entregan turnos para principios de julio. Un trámite que atrasa las ventas de autos particulares.
Hay disposiciones que en vez de mejorar, empeoran. Algo así está pasando con el trámite de verificación vehicular. En la provincia se transformó en un verdadero trastorno conseguir un turno en lo inmediato, lo que obliga a que los puntanos tengan que viajar a otras provincias para contar de manera rápida con esta certificación que es fundamental en una operación de compra-venta de un automóvil.
Cualquier vecino de San Luis tiene problemas para vender un vehículo porque los interesados piden la constancia de la verificación y en ciudad no está disponible la página para conseguir un turno. “Cando la habilitan es por algunas horas”, protestó un vecino de la ciudad capital que ante los impedimentos que tiene que enfrentar, el miércoles se levantó a la madrugada y viajó a una provincia vecina para lograr la documentación que hasta hace dos años se podía hacer sin trabas en San Luis.
Hasta mediados del 2024, la provincia contaba con plantas de verificación en la capital, en Buena Esperanza, en Concarán, Villa Mercedes, La Toma y Quines. Por disposición de los nuevos responsables del Ministerio de Seguridad y de la Policía, la administración volvió a manos de los policías retirados.
Con el correr de los meses, en vez de avanzar se retrocedió. La División de Verificación de Automotores (DVA) achicó su estructura, lo que significó que la planta que estaba en La Toma, que era una buena alternativa para descomprimir la de San Luis, fuera cerrada.
Los empleados de la planta puntana reconocen que están colapsados por el alta demanda de trámites. Aseguran que hacen 85 verificaciones por día y que los turnos que dan ahora son para finales de junio o inicios de julio.
“Si logras acceder a la página dan turnos para julio y muchos compradores exigen tener en el acto de la operación la verificación para cumplimentar la transferencia”, precisó otro de los perjudicados por la situación.
El apuro por lograr la comprobación para cerrar la venta y que obliga a viajar a otras jurisdicciones genera malestar y se presta para que aparezcan los avivados. Hay un fuerte rumor de “un presunto negocio de venta de turnos”.