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miércoles, noviembre 13, 2024
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Abusos en el Provolo: qué dijo la llamada “monja mala” antes del polémico veredicto

  • Kumiko Kosaka arriesgaba una pena a 25 años en prisión, junto a la madre superiora y otras siete mujeres con distintos cargos.

La monja Kumiko Kosaka estuvo 5 años presa y fue absuelta por un tribunal de juezas que argumentó que en el juicio no se tuvo en cuenta “la cuestión de género” y el “sometimiento al patriarcado” de la Iglesia Católica.

La religiosa fue acusada de haber sido partícipe de abuso sexual y cómplice de los curas condenados a perpetua por actos aberrantes contra chicos sordos del colegio Antonio Provolo, de Mendoza.

Otras ocho mujeres acusadas en la misma causa, entre ellas la madre superiora Asunción Martínez, que habían sido imputadas por acción u omisión en sus actos como responsables del cuidado de los chicos discapacitados, también fueron absueltas.

En los testimonios, los chicos y adolescentes hipoacúsicos llamaban a Kumiko la “monja mala” y a la madre superiora, “la monja buena”.

Asistidos por intérpretes de lenguas de señas y ante psicólogos del Cuerpo Médico Forense, las víctimas contaron abusos y sometimientos en los que mencionaban que Kumiko participaba o estaba al tanto de lo que ocurría.

La monja Asunción Martínez fue otra de las acusadas absueltas. Foto: Orlando Pelichotti (Los Andes)La monja Asunción Martínez fue otra de las acusadas absueltas. Foto: Orlando Pelichotti (Los Andes)

Pero, para el tribunal, en contra de lo que declararon peritos, los chicos discapacitados fabulaban o eran incitados por su entorno a relatar ese horror.

La Fiscalía y la querella del juicio oral en Mendoza habían pedido para Kumiko 25 años en prisión. Y para Asunción, 10 años de cárcel.

La declaración de la monja

Un grupo de víctimas, que ahora tienen entre 18 y 30 años, presenció el debate en el Polo Judicial de la ciudad de Mendoza. La mayoría de los familiares de los ex alumnos del Provolo debieron seguir la audiencia en otra sala del edificio, mediante un circuito cerrado de televisión.

La decisión del tribunal fue transmitida en vivo, el 18 de octubre pasado, por el canal de YouTube del Poder Judicial de Mendoza.

La monja Kumiko, la madre superiora y otras siete mujeres fueron absueltas por la composición de un nuevo tribunal ( el anterior fue cuestionado por la defensa) integrado por tres juezas: Gabriela Urciuolo, María Belén Salido y Belén Renna.

Todas las acusadas hablaron minutos antes del veredicto que las dejó en libertad. Dijeron haber sido acusadas sin suficientes pruebas y ser víctimas de una campaña de condena social, orquestada por los fiscales y los querellantes, que les arruinó la vida personal y sus carreras profesionales.

La presidenta del tribunal les consultó a las mujeres si deseaban hablar. Kumiko fue una de las últimas en acceder al derecho de unas últimas palabras, antes de la sentencia. Clarín tuvo acceso a los audios.

El momento de la sentencia que absolvió a las monjas acusadas. Foto: Orlando Pelichotti (Los Andes)El momento de la sentencia que absolvió a las monjas acusadas. Foto: Orlando Pelichotti (Los Andes)

Con un tono pausado, expresó: “No tengo odio sino dolor. No les guardo rencor a los chicos que me han denunciado. Quiero que sepan que me uno a las voces que reclaman justicia”.

En un juicio anterior, en 2019, dos curas de la congregación del Provolo de Mendoza con los que coexistieron estas 9 mujeres, fueron condenados a 45 y 42 años en prisión. Se trata de los sacerdotes Horacio Corbacho y el fallecido en 2021 (dos años después de la condena) Nicola Corradi.

Kumiko dijo que los siete años de enjuiciamiento y los cinco que estuvo en prisión preventiva, le habían quebrado la vida. Sostuvo que a lo largo del proceso se sintió discriminada por los demandantes y por la opinión pública, por ser religiosa y de origen japonés.

“Que hago con la condena social, la angustia y tantas noches sin dormir” “Todo lo que dijeron en mi contra era falso”, afirmó mirando a los ojos a los fiscales y los querellantes.

Y enumeró su pesar: “Siento impotencia con semejante acusación que he recibido, dolor porque he tenido que abandonar todo, lo familiar y lo social”. Estuvo varias meses presa en 2017 en una alcaidía de mujeres y luego cinco años con detención domiciliaria en casa de una familia amiga del Gran Mendoza.

En su pronunciamiento, Kumiko criticó a los abogados de los chicos sordos y a los fiscales Gustavo Stroppiana y Alejandro Iturbide. “No nos han respetado y son los responsables de la condena social en los medios y las redes sociales”, dijo la monja sobre los acusadores.

Recordó los comentarios del juez Horacio Cadile, primer presidente del tribunal que llevaba adelante el debate, que tuvo que inhibirse de participar en el juicio cuando se conoció un chat con otros fiscales en los que el juez habría manifestado en tono jocoso mantener una relación con la acusada.

“Me sentí burlada, como un objeto, cosificada por un juez que presidía un tribunal”, denunció Kumiko.

Sobre el bochornoso episodio que terminó con el juez Cadile apartándose de la causa, la monja admitió: “Sentí mucho miedo porque no sé qué hubiera sido de mí, si ese juez seguía en la causa”.

Y con tono retórico preguntó a los que estaban en la sala de audiencias: “¿Se habrá burlado de mí por ser religiosa, o por ser japonesa?

En sus últimas y únicas palabras durante el juicio, Kumiko insistió: “Nuestras vidas quedaron rotas, quebradas. Qué hacemos con tanto dolor. Qué hago con toda esta angustia. Fueron muchas noches sin dormir y lágrimas derramadas por esta condena social”.

La cuestión de género

Las acusadas en el tercer juicio, que comenzó hace más de dos años, son las monjas Kumiko Kosaka (48) y la madre superiora Asunción Martínez (55); la representante legal del colegio Graciela Pascual (67); las ex directoras Edith Pinacca (68), Valeska Quintana (50), Cristina Leguiza (52) y Laura Gaetán (62); la psicóloga Cecilia Raffo (45) y la cocinera Noemí Paz (65).

Para el tribunal integrado por las juezas Gabriela Urciuolo, María Belén Salido y Belén Renna, los fiscales Stroppiana e Iturbide fallaron en orden al “déficit de objetividad y de perspectiva de género” de esta causa.

Las juezas pidieron en su sentencia al Ministerio Fiscal que se revisen otros fallos absolutorios al respecto.

En los argumentos de la sentencia absolutoria, el tribunal coincide en que faltó perspectiva de género. Dicen las juezas que todas las acusadas son mujeres y hay un perjuicio de la protección maternal que se demanda en el cuidado de los menores solo a las mujeres.

Otro dato en el que tribunal pone énfasis para considerar que las acusadas eran inocentes es que “no se tuvo en cuenta durante la instrucción de la causa, el sometimiento al patriarcado de la Iglesia que padecían estas mujeres”.

En el primer juicio oral por el caso Provolo, solo se juzgaron a hombres. Fueron todos condenados.

La sentencia el 26 de noviembre de 2019, recayó sobre los sacerdotes Nicola Corradi (42 años de cárcel) y Horacio Corbacho (45 años) y al jardinero Armando Gómez (18 años en prisión), imputados por 20 hechos de abusos sexuales y como responsables de la guarda de los menores.

La condena tiene un impacto mundial, después de 50 años de denuncias de violaciones, abuso sexual, maltratos y corrupción de menores que involucraban a sacerdotes de esta orden religiosa con sedes en Verona, Italia, en La Plata y Mendoza, en Argentina.

Camino a la Corte

Los abogados querellantes Lucas Lecour, Oscar Barreda y Sergio Salinas adelantaron que están trabajando en un recurso de casación que presentarán la semana próxima en la Suprema Corte de Justicia de Mendoza para declarar la nulidad de la sentencia del juicio a las mujeres del Provolo.

La semana pasada, las partes recibieron la sentencia de 300 páginas. Piensan pedir la nulidad porque, aunque en el juicio hubo testimonios directos que mencionaban que las monjas y directivas estaban en conocimiento de los hechos, las juezas no los dieron por validos.

“Muchas de las víctimas declararon de nuevo. Hubo 78 testimonios que pasaron por este segundo juicio oral. Las juezas no le creyeron a las víctimas”, dijo uno de los querellantes.

Los familiares del Provolo están aún impactados. Dicen que es incomprensible que después de 7 años de investigación, se haya desoído a las víctimas y desacreditados los informes de los psicólogos, médicos forenses y del organismo especializado en abuso sexual infantil del Poder Judicial de Mendoza.

La última esperanza la depositan en la Corte mendocina que revisará la sentencia de las mujeres absueltas quienes, como ellas contaron en el juicio, dicen tener sus vidas rotas.

Mendoza. Corresponsal

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