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sábado, octubre 5, 2024
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Chicos inversores: el Gobierno autoriza una polémica herramienta para que los adolescentes gestionen su dinero

  • A partir de los 13 años podrán invertir en fondos de inversión el dinero que tengan en sus cuentas bancarias.

Desde el lunes, los chicos de 13 a 17 años bancarizados tendrán a disposición una herramienta polémica: podrán utilizar “Fondos Comunes de Inversión Abiertos de Mercado de Dinero o Money Market”. Con esta larga expresión lo determinó hace una semana la Comisión Nacional de Valores (CNV), si bien resta que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) publique el marco regulatorio correspondiente, algo que, confirmaron a Clarín, harán en estas horas.

La noticia, plasmada en la resolución 977 de la CNV, es un poco chocante, aun cuando la posibilidad de que los adolescentes de esas edades inviertan ya estaba disponible a través de billeteras virtuales como Mercado Pago, y aun cuando para muchos la inclusión financiera sea en esencia un plus, más allá de cómo y a quién.

Dos aspectos centrales sobre un tema especialmente sensible para las familias. El primero es si los menores precisarán autorización de sus responsables legales para invertir. La respuesta es no. El segundo, una cuestión sideral, que ojalá esté controlada: la normativa prohíbe hacer publicidad diferenciada sobre las bondades de invertir, destinada a los chicos de 13 a 17.

Sobre la primera cuestión, hay que ir a la sección XII de la resolución y leer, primero, el artículo 70, donde se explicita que si el dinero que se pretende invertir está en una billetera virtual, deberá ser “con la previa autorización de su representante legal”, tal como ocurre hace meses. En la práctica, la plataforma le envía al adulto responsable de la cuenta el pedido de validación de parentesco y la autorización.

Pero, por el contrario, dice el artículo 71, no se requerirá la intervención de los representantes legales si los fondos provienen de cajas de ahorro abiertas en los términos ya estipulados por el propio BCRA, precisamente cuando habilitó que las entidades les abran cuentas a los chicos mayores de 13.

Invertir: quisiera ser grande

Entre los “considerandos” de la resolución de la Comisión Nacional de Valores, se recuerda que “el artículo 26 del Código Civil y Comercial de la Nación establece el ejercicio de los derechos de la persona menor de edad a través de sus representantes legales, no obstante habilitar en función de la edad y madurez suficiente, el ejercicio por sí de los actos permitidos por el ordenamiento jurídico”.

También recuerdan que, “en dicho marco, la Comunicación ‘A’ 6700 y modificatorias del BCRA reglamentó la apertura de cajas de ahorro por parte de menores de edad adolescentes, sin la intervención de sus representantes legales, siendo admitidas acreditaciones en pesos y la posibilidad de constituir depósitos a plazo fijo por hasta un importe determinado”.

Puesto así y tomando en cuenta que, 1) plataformas como Mercado Pago ya tenían todo este asunto andando, y 2) que el propio Sebastián Negri, presidente de la CNV tuiteó a fines de mayo que la inclusión financiera le parecía un buen camino, pero que había que hacerlo “bien”, toda la novedad volcada en estas líneas era predecible.

Consultados por este tema, desde la CNV explicaron por qué decidieron habilitar esta herramienta. Clarín lo preguntó enfatizando quién se beneficia, realmente (¿los bancos o los chicos?).

La respuesta, comunicada en un escrito general para los medios, fue que “es un deber del Estado fijar reglas claras para la operatoria financiera, que permitan avanzar en un camino de inclusión financiera en un marco de cuidado para los inversores minoritarios. Por eso esta norma también establece pautas y requisitos de publicidad, y exigencias de educación financiera sobre la inversión en FCI Abiertos y los riesgos relacionados a este tipo de inversión”.

Al cierre de esta nota, la CNV tenía pendiente responder la pregunta de si antes de lanzar la medida se había hecho alguna consulta a especialistas en adolescencia, de modo de evaluar los riesgos ligados a que chicos apenas pisando la secundaria puedan invertir.

Adolescentes en el inagotable mundo de internet

Ingrid Sarchman, docente del Seminario de Informática y Sociedad de la carrera de Comunicación Social de la UBA, planteó dos aspectos: uno positivo y uno negativo.

“Desde el lado optimista, si bien no lo comparto, se podría decir que el mundo de las finanzas nos compete a todos, y así como un niño de primaria conoce los billetes, en secundaria tenés la posiblidad de empezar a manejar tus finanzas, como si fuera una forma de entrada natural al mundo de los adultos”, apuntó.

En ese mundo que te toca, “te tenés que arreglar con el dinero que te dan tus viejos y con estas herramientas de inversión, que aparentemente te permiten hacer valer tu dinero”.

Sin embargo, en la medida en que “todo esto se da así porque estamos hablando de nativos digitales”, pasan otras cosas, que le dan un tinte pesimista al asunto: “Las posibilidades tecnológicas habilitan jugar un juego: invertir guita, padecer ciberbullying o tener relaciones sexuales online”.

También, “jugar juegos en los que podés matar gente, apostar online sin control y ahora, invertir dinero”. La preocupación de Sarchman es evidente: “Es como si la falta de educación financiera se pudiera suplir con las herramientas financieras a secas. Quizás esa es la cuestión”.

Oportunismo o inclusión financiera

“Lo que me hace ruido es el desfasaje normativo”, explicó Juan Bautista Torres López, abogado experto en temas de salud y derechos humanos. “Es que se habilita invertir a los 13, pero podés votar a los 16. A la vez, podés acceder a un tratamiento de fertilización asistida, por ejemplo, a los 18 años, cuando sos mayor de edad. Sin embargo, si estudiás o te estás formando, hay una obligación alimentaria que recae en los padres hasta los 25 años”, apuntó.

“De esto se desprende un desfasaje. Pareciera que no hay mucho criterio y que quizás haya oportunismo más que otra cosa. En sí no me parece mal; se atiende a una necesidad, pero se desatiende el sistema completo”, opinó.

La nueva normativa se da a conocer en un momento en que las fintech y el Gobierno protagonizaron una puja calurosa, con varias idas y vueltas, tras una modificación del BCRA que desde el punto de vista de compañías como Mercado Pago o Ualá -por mencionar algunas- complicaba la forma de transferir dinero a través de esas plataformas.

Todo fue seguido por una orden del ministro de Economía y candidato a la Presidencia Sergio Massa de derogar la medida del BCRA, con el argumento de que “el mundo es el que es y la modernidad no se puede frenar”.

¿Qué tiene que ver ese ese pequeño revuelo con el empoderamiento financiero de los chicos de secundaria? Veamos.

Gobierno vs. fintech, un raro tira y afloje

El que se hizo esa pregunta fue Augusto Ardiles, abogado, magister en derecho económico, ex director de la Casa de la Moneda (2019) y actual miembro del equipo económico de Luciano Laspina, uno de los referentes económicos de la candidata a la Presidencia Patricia Bullrich.

Si bien consideró positivo avanzar en términos de inclusión financiera (aun para los adolescentes) señaló inconsistencias generales sobre el rol que deben tener las billeteras virtuales. Y es que, mientras se impulsa la integración financiera de los chicos (tal como ya hacían las fintech, las primeras en dar ese paso), “agarran y les cortan la integración”, explicó, en alusión a la decisión del BCRA luego retrotraída por un Massa en campaña.

Ardiles apuntó a la “importancia de educar y de fomentar la inclusión financiera. No se puede poner el carro delante del caballo, como suele hacer este Gobierno. Está bien que la gente tenga cultura financiera y haga rendir su dinero antes que tenerlo durmiendo”.

“Pero tiene que ser de un modo sano. La persona tiene que entender el importante rol de la intermediación financiera porque después el banco le presta tu dinero a un tipo que quiere poner un negocio, lo que está bien. Es el costado positivo de todo esto: captar dinero ocioso y generar, con él, productos de valor”, explicó Ardiles antes de advertir: “Sin embargo, también hay que enseñar el otro costado: cuáles son los riesgos. Siempre hay un riesgo”.

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