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El alemán Thomas Bach visitó y elogió a la Capital Federal, donde fue campeón mundial de esgrima y electo en su poderoso cargo.
Son las 10.30 en Recoleta y Juncal al 1.600 es territorio tomado. Una moto policial corta la calle y camionetas acompañan a un auto de alta gama que frena en la puerta del Comité Olímpico Argentino. Mientras personal de seguridad bien trajeado observa a los peatones que transitan su vida cotidiana, el hombre esperado ingresa a la hermosa casona con puerta de madera. Sube las escaleras y comienza el besamanos. Thomas Bach estuvo en el país en visita fugaz y ya volvió a Europa.
El presidente del Comité Olímpico Internacional llegó desde Chile, donde vio los primeros días de los Juegos Panamericanos, y cruzó los Andes porque no podrá estar en diciembre para el centenario del COA. Fue un gesto diplomático y político notable en una ciudad que consagró al ex esgrimista campeón mundial de florete por equipos en 1977, un año después de ser oro olímpico con Alemania Federal en Montreal 1976. Y aquí fue electo como líder del COI en 2013. Por eso era obvio que tendería puentes con Argentina y su capital.
“Buenos Aires puede ser sede olímpica porque lo tiene todo. Argentina es un país con gran cultura deportiva, atletas muy exitosos y una gran infraestructura construida”, fue la primera flor.
¿La segunda? Lionel Messi, obvio. “Sería fantástico que Messi pudiera estar en París 2024. Los Juegos son una ambición de muchas estrellas del fútbol, como Mbappé. Para Messi significaría una oportunidad de escribir la historia otra vez, porque podría ser el único jugador con dos medallas de oro olímpicas y la Copa del Mundo -enumeró-. Si jugara, Argentina tendría más posibilidades de ganar la dorada y sería fantástico para el fútbol y los Juegos Olímpicos. Vamos a cruzar los dedos”.
¿La tercera flor? Buenos Aires 2018. “Esos Juegos Olímpicos de la Juventud fueron pioneros por el deporte urbano, por la igualdad de género y por la espectacular ceremonia inaugural en el centro. Gracias a ustedes, la ceremonia de París 2024 será en el Sena”, resumió.
La relación entre la política y el deporte
Pero había muchos temas importantes sobre los cuales preguntarle a Bach en plena invasión de Rusia a Ucrania y miles de muertos y misiles en Israel y en la Franja de Gaza. Y este periodista lo indagó sobre la relación entre el deporte y la política, una cuestión que lo llevó a gesticular y a hablar durante cinco minutos.
-El deporte es una herramienta poderosa para amplificar buenos valores, modelos a seguir y ejemplos tomados por los jóvenes. Y también los eventos deportivos amplifican conflictos diarios, como la igualdad de género, la inequidad y la política. El Comité Olímpico Internacional y usted en persona repiten que el deporte y la política deben andar separados (Bach levanta el dedo índice de su mano derecha y lo mueve de lado a lado, diciendo “no” con ese gesto). ¿Por qué se debe aislar el deporte de la política si la política está a cada paso? La buena puede cambiar el mundo y la mala lo arruina…
-Nunca dijimos que el deporte y la política deberían estar aislados, porque sería muy ingenuo. Sería estúpido. Era una de las mentiras de generaciones previas de dirigentes deportivos que decían que el deporte no tiene nada que ver con la política ni con el dinero. Tiene que ver con ambos. En el deporte no vivimos en una isla santa. No vivimos en una burbuja. Y este mundo está dirigido, por suerte o por desgracia, por la política y no por el deporte. Lo que estamos diciendo es que tenemos que reconocer que al mundo lo dirigen los políticos y esto significa para la misión del deporte de unir a la gente que tenemos que ser políticamente neutrales. Y no estamos en posición, como usted sugería (la pregunta no sugirió nada), de decidir qué es buena política o qué es mala política. No tenemos ningún mandato. Son los políticos los que tienen que decidir. Tenemos que colaborar estrechamente con la política, pero debemos dejar claras nuestras reglas y convencer a los políticos de que deben respetar esta neutralidad política, esta autonomía, porque si no la respetan el mundo del deporte se derrumbará. Si los políticos no aceptan que el deporte establezca sus reglas autónomas, ya no podrá haber competición deportiva. Deben aceptar que las organizaciones deportivas tienen que decidir en el terreno deportivo quién puede participar en qué competición. No puede ser una decisión política, porque si lo fuera el deporte estaría preso de estas divisiones y enfrentamientos que tenemos en nuestro mundo y que estamos sufriendo mucho. Debemos ser aún más firmes en nuestra determinación de proteger esta autonomía, porque sólo esta neutralidad política nos permite reunir a los atletas del mundo, ser un símbolo del diálogo y la paz y no contribuir a las divisiones y enfrentamientos existentes. Tenemos el modelo contrario a estas confrontaciones y divisiones.
Claramente estaba sobre el tapete la decisión que debe tomar el COI sobre si los rusos y bielorrusos competirán en París 2024 (todo indica que sí lo harán). Bach obviamente no aludió a ningún ejemplo, pero apenas Gerardo Werthein, ex presidente del COA y miembro del Comité Ejecutivo del COI, terminó una traducción sintética de lo dicho por el alemán, el ex campeón olímpico pidió la palabra y siguió.
“Estamos viviendo en un mundo donde todo se politiza, donde tu profesión (el periodismo) se politiza, donde incluso la salud se politiza, donde la cultura se politiza, donde los negocios se politizan… Todo esto lleva a las divisiones. Y nuestra tarea en el deporte es ser el contramodelo: demostrar que se puede unir y trabajar juntos aunque se tengan opiniones e intereses muy distintos. Es posible ponerse de acuerdo sobre una serie de reglas y convivir pacíficamente. Y para lograrlo debemos trabajar con la política e intentar convencerla de que respete nuestra misión. Eso es lo que hago casi a diario al hablar con líderes políticos del planeta”, monologó.
Bach intercambió presentes con Mario Moccia, titular del COA, recorrió el hermoso museo en la casona y charló amenamente con los campeones olímpicos Santiago Lange, Cecilia Carranza Saroli, Paula Pareto y Sebastián Crismanich, con la doble medallista de plata Delfina Merino y con Facundo Conte, bronce en Tokio 2020. Thomas Bach volvió a Europa. Aquí, allá y en todas partes se seguirá reuniendo con líderes. Le dicen diplomacia. También le dicen política.