Luisa González, candidata de confianza del ex presidente Rafael Correa, disputará el balotaje contra el joven empresario Daniel Noboa. Claves de un escenario difícil para ambos.
Ella es ciclista y maratonista. Él, un deportista enérgico. Son jóvenes. Son relativamente nuevos en la política. Y se preparan para una carrera que estará poblada de obstáculos. Luisa González, la líder de confianza del ex presidente Rafael Correa, y Daniel Noboa, el joven empresario que sorprendió en las elecciones de este domingo en Ecuador, ya trabajan para sumar votos de acá al 15 de octubre, cuando volverán a enfrentarse en las urnas para definir quién de los dos será el próximo presidente.
Se reedita en este país la clara disputa entre el correísmo y el anticorreísmo.
González, de 45 años y candidata del movimiento de centroizquierda Revolución Ciudadana, ganó la primera vuelta con el 33,3% de los votos este domingo, un resultado cercano a lo que habían adelantado los sondeos. La sorpresa fue Noboa, de 35 años y abanderado de Acción Democrática Nacional, quien quedó segundo con un 23,66%, aunque los sondeos previos lo ubicaban muy atrás entre los ocho aspirantes iniciales.
Christian Zurita, que reemplazó en el movimiento Construye a Fernando Villavicencio, asesinado por sicarios el 9 de agosto, quedó tercero con el 16,5% de los votos, según los datos oficiales difundidos este lunes, con el 93% de los votos escrutados.
Las estrategias
El hijo de Alvaro Noboa, el acaudalado empresario bananero que se presentó cinco veces -sin éxito- a la presidencia, y González, quien busca convertirse en la primera mujer presidenta en la historia de Ecuador, deberán ahora tejer alianzas y desplegar estrategias para asegurarse los votos de quienes este domingo eligieron otras alternativas.
Y aunque el movimiento de Correa tiene una masa de votantes incondicional que le asegura un respaldo fuerte, el joven empresario que se presenta como la renovación de la política podrá seguramente absorber gran parte de los votos de Zurita y de Jan Topic, el candidato que vendía la imagen de la mano dura contra el crimen y era un acérrimo enemigo del ex presidente de centroizquierda.
Luisa González no tendrá fácil el camino. El antecedente de 2021 ilustra las dificultades: en las presidenciales de ese año, el correísta Andrés Arauz -ahora candidato a vicepresidente- ganó la primera vuelta con el 32,7% frente a Guillermo Lasso, que obtuvo el 19,7%. Pero en el balotaje el escenario se dio vuelta y el conservador se impuso con el 52,3% frente al 47,6% del correísta.
A Luisa González “le costará muchísimo incrementar el histórico 30% a 35% de electores que mantienen lealtad a Rafael Correa”, señaló el analista Santiago Basabe, profesor de Ciencias Políticas de Flacso.
Es la misma percepción de otros observadores con los que habló esta enviada en Quito.
Basabe explicó a Clarín que una eventual victoria de Luisa González sentará las bases para un posible regreso de Correa –que vive en Bélgica, el país natal de su esposa, y si vuelve a Ecuador debería cumplir una condena a 8 años de cárcel por corrupción- y marcaría un cambio de rumbo.
Pero Basabe aclara que Revolución Ciudadana debería abrir sus horizontes y proponer una agenda política que vaya más allá de su líder, para “poder armar una coalición de fuerzas políticas que le permitan volver a ganar una elección presidencial”.
Para el analista Alberto Acosta, editor de la publicación Análisis Semanal, la propuesta correísta parece basarse en el regreso al pasado. “Ya lo hicimos”, repitió varias veces González durante el debate que enfrentó a los candidatos una semana antes de la elección. “Lo que propone es volver a ese pasado del gobierno de Rafael Correa, que sus partidarios recuerdan como una época de bonanza”, señaló Acosta a Clarín.
El candidato de la “renovación”
Noboa, en cambio, se presenta como lo nuevo. Apostó sobre todo al voto joven, y tal vez eso explique gran parte del porcentaje que obtuvo en las urnas.
“La imagen de Noboa creció después del debate. Se mostró moderado, no confrontó, se enfocó mucho en el público joven, habló del futuro, logró alejarse de las posiciones políticas tradicionales”, agregó Acosta.
De cara a la segunda vuelta, el joven empresario, que fue legislador por la provincia costera de Santa Elena, afirmó que no hará alianzas. “En realidad, no tiene que apuntar al voto anticorreísta, porque ya lo tiene asegurado. Lo que debería buscar es el voto más blando, el que podría votar al correísmo o no”, explicó a esta enviada el consultor político Andrés Jaramillo.
Aunque la campaña que terminó este domingo quedó marcada a fuego por el asesinato a balazos de Fernando Villavicencio después de un acto electoral en Quito, los dos rivales que quedan en juego deberán desplegar ahora sus propuestas no sólo para garantizar la seguridad, que es sin dudas una de las mayores preocupaciones de los ecuatorianos.
Pero a la vez deberán convencer con sus programas económicos, cuando el desempleo, la pobreza y la falta de oportunidades golpea a una porción importante de la sociedad.
Gobierno de transición
Pero el que asuma el gobierno, a fines de este año, no tendrá mucho tiempo. El presidente que asuma deberá terminar el mandato de Guillermo Lasso, que debería culminar el 25 de mayo de 2025 pero se interrumpirá antes de tiempo.
El presidente de centroderecha decidió acortar su mandato, disolver el Parlamento y llamar a elecciones anticipadas -una medida prevista en la Constitución ecuatoriana- cuando se vio acorralado por un juicio político. La oposición en el Congreso lo acusaba de un supuesto caso de corrupción nunca probado y que el presidente niega enfáticamente.
Como sea “el que asuma ahora ya estará pensando en el 2025”, señaló a Clarín el politólogo Basabe. No habrá tiempo de asumir proyectos a largo plazo y tampoco será sencillo gobernar, con un Parlamento muy fragmentado en el que el correísmo será la fuerza con más bancas, pero con poco más del 35%, una proporción que no le permitirá tomar decisiones si no forma alianzas.
González y Noboa se calzan las zapatillas para iniciar esta carrera. Más que velocidad, necesitarán cintura política y propuestas concretas para un país que enfrenta retos urgentes.