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miércoles, marzo 12, 2025
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Hostigamientos y persecuciones en la Municipalidad de La Punta

Aseguran que los funcionarios “revisan” constantemente las redes sociales de los empleados, para asegurarse de que no compartan ni reaccionen a contenidos contrarios a la Comuna.

Los empleados municipales de La Punta tienen que pensar muy bien antes de reaccionar, compartir, comentar o publicar cualquier información que pueda tomarse como “contraria” a la Comuna. Denuncian fuertes persecuciones y hostigamientos por parte de los funcionarios. Aquellos que tienen un posicionamiento que difiere en lo más mínimo con las autoridades, o que plantean las realidades y falencias de la gestión, directamente se quedan sin trabajo. Parece una exageración, pero aseguran que es realidad.

Tomás Lautaro Escudero es un joven de 22 años que con valentía expuso su caso personal y detalló cómo operan los referentes que responden al intendente, Luciano Ayala. De acuerdo a lo que comentó, él trabajó desde los 18 años en el Municipio, en el área de Recolección. Se desempeñó durante un año bajo condiciones irregulares y otros tres años estuvo contratado. Recientemente, la gestión de Ayala lo dejó sin empleo. Entre las razones que le fundamentaron, lo echaron por una supuesta publicación o comentario en las redes sociales. Pero entiende que en el trasfondo, lo apartaron porque siempre reclamó ante las injusticias.

“En las reuniones que teníamos con los funcionarios yo les pedía ropa, guantes, porque a la ropa la daban una vez al año y nos entregaban dos pares de guantes para tenerlos en dos semanas, que en recolección no duran ni tres días. Aparte de tener un sueldo de $350 mil en marzo del año pasado, que descendió a $300 mil en diciembre. Como siempre reclamaba, para ellos yo era problemático y me dejaron sin trabajo de un día para el otro, sin previo aviso, más allá del desempeño laboral”, dijo en declaraciones a El Diario de la República.

Una vez que lo dejaron sin trabajo, el joven no dudó en cargarse al hombro la lucha y expuso diferentes problemáticas en sus redes sociales. Desde entonces, literalmente salieron a “apretar” a sus compañeros para que “tengan cuidado de lo que van a hacer”, o mejor dicho, que no se plieguen a las denuncias de Escudero.

El damnificado publicó audios donde se escucha a la secretaria de Desarrollo Social, Marina Lucero, apuntando que “hay gente que está en contra (de la Comuna), que no reconoce, que no es agradecida” y que por ende se tienen que “ir a la casa”, en otros términos, los tienen que dejar en la calle.

También compartió palabras del director de Servicios Públicos, Federico Haller, quien arremete contra el personal indicándoles que “no empiecen a jugar mal”. Al mismo tiempo, Rubén García, otro funcionario del área donde se desempeñaba Escudero, le advierte a la gente: “Basta de poner (en las redes) boludeces”.

Escudero graficó que estas situaciones de hostigamiento las pudo constatar en el área de Recolección, pero aseguró que se trata de una lamentable realidad que se extiende a todo el Municipio. Recordó que el 31 de enero dejaron sin trabajo a mucha gente, entre los que había personas que sufrieron accidentes laborales y que quedaron con una incapacidad, o el caso de una mujer con cáncer que la dejaron en la calle (y como si fuera poco, según remarcó el joven, Luciano Ayala “la trató súper mal”).

Lo cierto es que después de todo lo que sacó a la luz Escudero, se destapó la olla y ahora cientos de vecinos salen a brindarle su apoyo, otros le comparten información que le ayuda a sumar pruebas fehacientes de todas las impericias de la gestión de Ayala. “Adentro del Municipio está todo podrido”, expresó.

Casualmente, tras las publicaciones de Escudero, la Comuna le entregó ropa al personal y guantes anticortes (antes usaban los comunes de tela). Pero hasta antes de que se expusiera el culebrón, los trabajadores prestaban servicio con zapatillas que encontraban en los canastos de basura, aseveró el joven.

Cuando lo echaron, buscó asesoramiento para tomar algún tipo de medida. Estaba afiliado a UPCN, pero lamentó que el gremio “no hizo absolutamente nada”. En la guía que recibió de una prima -que es abogada- llegó a la conclusión de que no podía accionar, penosamente, porque en los contratos de la Municipalidad está expreso que cuando ellos no requieren más del servicio, alcanza con cortarlo sin más aviso.

“Para ellos uno tiene que estar agradecido por cobrar una miseria y por no tener condiciones dignas para trabajar. Me han salido a apretar desde cuentas falsas que responden al Municipio, tratando de poner miedo. Yo nunca tuve miedo de plantear la realidad. Eso es lo que les molesta, que venga un ‘negrito’ y les diga las cosas en la cara. La gente ha despertado. Los mismos vecinos, cuando la Municipalidad hace una publicación, se expresan con comentarios negativos. Más allá del abandono que hay”, concluyó.

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