Se las confunde con la doma pero son diferentes. Aseguran que el principal problema de esta actividad deportiva es la inexperiencia de los jinetes.
Un joven de 21 años, llamado Nahuel Arnaldo Páez, quedó gravemente herido cuando participaba en un festival de doma en Goya, Corrientes. Perdió el control, se cayó y el caballo lo aplastó. Cuando lo asistieron, les dijo a los médicos que no sentía sus pies.
El joven permanece internado a la espera del diagnóstico sobre su estado de salud, Este accidente volvió a poner este tipo de actividades en el centro de la polémica. La jineteada es un deporte tradicional que se realiza en todo el territorio nacional. Pero lo que no se menciona es que es muy riesgoso para los jinetes, especialmente para aquellos que están aprendiendo o tienen poca experiencia.
“Hay muchos que se mandan a jinetear sin tener experiencia y eso después puede terminar en un accidente”, resume el legendario jinete José Andraca, actualmente retirado. “La jineteada es un deporte de alto riesgo que yo comparo con la moto”, explica. “En ese deporte, a las grandes competiciones llegan pilotos de mucha experiencia. No se puede mandar cualquiera. Porque si no ocurren cosas malas”, subraya.
Cuenta que las jineteadas no están reguladas. “En cuanto a los caballos se avanzó mucho. Pero no tanto en lo demás, como los jinetes. Antes de cada turno, no se sabe la experiencia que tienen los jinetes que participan. Y eso es un peligro. Porque se mandan a montar un caballo con mucho movimiento sin tener el entrenamiento adecuado. Sin saber”. Agrega que en el “norte del país hay falencias en cuanto a esto”.
Generalmente, los jinetes están asegurados cuando participan de estas competencias. “Sin embargo, el seguro lo pone el organizador. Y lo que pasa es que a veces no está. Es otro problema que estamos teniendo ahora!”, recalca Andraca.
Remarcó que actualmente muchos “se mandan a jinetear en la misma competencia y eso es muy peligroso”. Y dice que “hay que estar muy bien preparado físicamente. Tener el peso justo, muchos reflejos y ser muy rápido para responder ante cualquier eventualidad que pueda pasar. Además de ser fuerte para resistir los corcoveos del caballo”.
El problema es que el entrenamiento para los jinetes no está estandarizado. “Les dan cascos y chalecos, y los tipos se mandan. Pero eso no alcanza”, explica José. Para él, uno aprende montando. Pero asegura que “hoy no existen los espacios para que muchos lo puedan hacer. Los mejores jinetes vienen de familia. Montan de chiquitos en el campo. Si no tenés esa experiencia, es difícil que sepan montar bien en una jineteada”, responde con sinceridad Andraca.
Desarrollar un buen entrenamiento para los jinetes es otro problema. “Deberían aprender a jinetear de poco. Pero para eso deberían pedir un caballo y hacerlo. Pero cómo el tipo en el entrenamiento se puede hacer daño, y los dueños de los caballos quizá no tienen seguro, entonces nadie se va arriesgar a prestar caballos para entrar a jinetes. Porque si le pasa algo, es responsabilidad del dueño del caballo”, apunta José.
Domar o jinetear
Hay mucha confusión entre el público general sobre la doma y las jineteadas. Para los espectadores inocentes, que no saben del tema, las dos cosas pueden parecer sinónimos. Sin embargo, se trata en realidad de actividades completamente distintas.
Si bien muchos le dicen “doma” a este deporte, en realidad no lo es. La doma propiamente dicha es el amansamiento del caballo; la técnica que usan para apaciguar al animal con el objetivo de que se debe montar y que así cumpla una función.
“Actualmente se usa la doma india, que trabaja muy bien de abajo. Empieza a amansar al caballo desde abajo, Y de ahí hacia arriba. Hasta que se empieza con la rienda y se empieza a andar”, explica Eduardo Daneo, domador.
Cuenta que la doma tradicional ya no se usa. “Antes enlazaban al caballo y le ponían un bozal. Eso ya no se hace. Hoy se cuida mucho al caballo. Las gente lo usa para vivir y para trabajar. Con lo cual al animal tiene que estar fuerte, saludable y con ganas. Si no la cosa no funciona”, agrega.
Daneo explica que las jineteadas son un deporte de alto riesgo que usa caballos con genética, preparados para eso. “Son caballos especiales como los que se usa en el polo o en las carreras. Son distintos. Vienen de genética. Y tienen un entrenamiento específico para eso”. El jinete se sube y tiene que aguantar montado mientras el caballo no para de corvovear.
Andraca, por otro lado, dice que los caballos que se usan para las jineteadas “tienen entrenamientos distintos”. “Los tratamos como si fueran atletas de alto rendimiento. Los cuidamos mucho. Un caballo de calidad para este tipo de competencia se monta poco. Calculá que en la temporada de tres o cuatro meses, los montan cinco veces, no más. Porque son como cualquier deportistas. Si no están fuertes, sanos, o bien alimentados, o bien tratados, después no rinden como deberían”.