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Se espera que las fuerzas de seguridad keniatas se instalen en Haití durante un año para combatir los asesinatos, secuestros y extorsiones generalizados.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el lunes una misión multinacional de seguridad de un año de duración para Haití, dirigida por Kenia, con el objetivo de acabar con la violencia desenfrenada de las bandas que ha destrozado la vida de muchas personas en el país caribeño.
Los 15 miembros del Consejo votaron a favor de autorizar una misión que vigilaría infraestructuras críticas como aeropuertos, puertos, escuelas, hospitales e intersecciones de tráfico clave, y llevaría a cabo “operaciones selectivas” junto con la Policía Nacional de Haití.
Kenia ha prometido al menos 1.000 efectivos de seguridad, y se espera que otros países ofrezcan otros recursos.
Casi 3.000 personas murieron en Haití desde octubre del año pasado hasta junio, cuando las bandas se apoderaron de amplias zonas del país, especialmente de Puerto Príncipe, la capital, según la ONU.
Las bandas afines a los partidos políticos han reforzado su control del país desde el asesinato del Presidente Jovenel Moïse en 2021.
No se han celebrado elecciones municipales, legislativas ni parlamentarias en años, lo que ha creado un vacío de poder.
Uno de los objetivos de la misión dirigida por Kenia es crear las condiciones para unas elecciones seguras.
El Consejo votó 13 a favor de la resolución, con la abstención de Rusia y China.
El Ministro de Asuntos Exteriores de Haití, Jean Victor Généus, calificó la resolución de “rayo de esperanza” para un pueblo que lleva demasiado tiempo sufriendo.
“Esto es más que una simple votación”, afirmó.
“Es, de hecho, una expresión de solidaridad con una población en apuros”.
La aprobación de la resolución significó un momento cada vez más raro en el que el Consejo pudo actuar.
Desde la invasión rusa de Ucrania, las divisiones entre los cinco miembros permanentes del organismo, cada uno con derecho de veto, han impedido al Consejo aprobar resoluciones y tomar medidas.
Las abstenciones de Rusia y China sugirieron que ninguno de los dos países respaldaba la resolución, pero que no iban a bloquearla.
Los diplomáticos afirmaron que las negociaciones con ambos países habían sido tensas durante varias semanas, con el texto reescrito en múltiples ocasiones, pero que, finalmente, se alcanzó un consenso.
El embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, dijo que, aunque Rusia no tenía ninguna objeción “en principio”, la resolución era “precipitada” y “miope”.
La idea de que el Consejo de Seguridad autorizara el despliegue de una fuerza multinacional en Haití fue propuesta por el Secretario General de la ONU, António Guterres, tras la ruptura de la ley y el orden en el país y la toma de puertos y depósitos de combustible por parte de las bandas, dijo el lunes el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.
A diferencia de una misión de mantenimiento de la paz de la ONU, en la que las fuerzas de cascos azules están bajo el control del Departamento de Operaciones de Paz de la ONU, la fuerza multinacional en Haití será supervisada por Kenia, aunque sus fuerzas están allí con autorización de la ONU, lo que da a la intervención el respaldo del derecho internacional.
Excepción
No es habitual que el Consejo de Seguridad autorice la entrada de fuerzas multinacionales o de terceros países en un conflicto.
En 2007, el Consejo autorizó a fuerzas de la Unión Africana a entrar en Somalia para ayudar a combatir a grupos terroristas extremistas.
Por cuestiones técnicas, Kenia no necesitaba el voto de la ONU, pero había dicho que no procedería sin el respaldo internacional.
“Hemos dado un paso adelante para crear una nueva forma de preservar la paz y la seguridad mundiales, respondiendo a los reiterados llamamientos de un Estado miembro que se enfrenta a una crisis multidimensional en medio de una alarmante espiral de violencia de bandas”, declaró Jeffrey DeLaurentis, ex embajador estadounidense que ejerce como asesor principal de Estados Unidos para asuntos del Consejo de Seguridad.
El gobierno de Biden ha prometido 100 millones de dólares para la misión y otros 100 millones del Departamento de Defensa en forma de inteligencia, transporte aéreo, comunicaciones y asistencia médica.
Alrededor de una docena de países dijeron que se unirían a la misión, entre ellos Jamaica, Barbados, Antigua y Barbuda.
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, había instado a la comunidad internacional a tomar medidas hace un año.
Pero los defensores de los derechos humanos, que consideran ilegítimo el nombramiento de Henry, criticaron la decisión de autorizar una fuerza exterior como una medida más de la comunidad internacional para apuntalar a un gobierno corrupto y no elegido.
“Históricamente, las intervenciones no han mejorado las cosas, sino que las han empeorado”, afirmó Alexandra Filippova, abogada del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití.
Dos importantes grupos haitiano-americanos, la Red Nacional Haitiano-Americana de Funcionarios Electos y el Movimiento de la Red de Acción Familiar, escribieron a la administración Biden oponiéndose al plan de Kenia para Haití, diciendo que servirá para “exacerbar su actual crisis política hasta convertirla en catastrófica”.
Las anteriores misiones de la ONU en Haití han acabado en más miseria:
Una fuerza de mantenimiento de la paz de un año de duración, autorizada en 2004, llevó el cólera al país hace más de una década, matando a más de 9.000 haitianos.
Grupos de derechos humanos afirmaron que muchos soldados de la ONU engendraron bebés y los abandonaron.
Y en su propio país, las fuerzas de seguridad kenianas han sido criticadas por abusos contra los derechos humanos, así como por corrupción, uso excesivo de la fuerza, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias.
El embajador de Kenia ante la ONU, Martin Kimani, dijo al Consejo que su país colaboraría estrechamente con los aliados de Haití y las demás naciones del Caribe.
“Ahora invitamos a los Estados miembros a contribuir como participantes activos, proporcionando personal, fondos, equipos vitales y apoyo logístico a la misión multinacional de apoyo a la seguridad”, declaró Kimani el lunes.
Riesgos
Funcionarios estadounidenses dijeron que la propuesta actual, copatrocinada por Estados Unidos y Ecuador, exige fuertes protecciones de los derechos humanos, con un mecanismo de supervisión para evitar abusos, especialmente la explotación sexual.
Diplomáticos de la ONU dijeron que las negociaciones para aprobar la resolución comenzaron a finales de agosto, después de que Kenia se presentara para dirigir la misión.
Fueron necesarias semanas de intensas conversaciones para conseguir la adhesión de China y Rusia, que formaron un frente unificado contra dos partes importantes de la resolución.
Un factor clave para conseguir la adhesión de Rusia y China fue el liderazgo de Kenia en la fuerza y el deseo general del Consejo de responder mejor a las voces y demandas africanas, según explicaron diplomáticos.
Rusia y China tienen fuertes lazos económicos, militares y políticos con África.
El apoyo a la resolución por parte de los países caribeños añadió más impulso.
Rusia y China querían un mandato de seis meses en lugar de un año, lo que Estados Unidos, Europa y otros miembros del Consejo rechazaron, alegando que ello abocaría a la empresa al fracaso, ya que no daría a las fuerzas keniatas tiempo suficiente para enderezar el rumbo, según los diplomáticos.
La aprobación de la resolución en el consejo es digna de mención dadas las profundas divisiones entre los cinco miembros permanentes -Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia- desde que comenzó la guerra en Ucrania.
El Consejo ha sido incapaz de actuar para detener la agresión en Ucrania debido al veto de Rusia.
Un diplomático de la ONU dijo que el plazo para que Kenia envíe fuerzas a Haití aún no estaba claro, pero que faltarían al menos varios meses.
Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, dijo que a pesar de las recientes dificultades del Consejo de Seguridad para tomar medidas, la votación del lunes demostró que “podemos trabajar juntos para lograr objetivos comunes.”
Cuando se trata de asegurarse de que la fuerza dirigida por Kenia no incurre en conductas abusivas, Thomas-Greenfield añadió:
“Estados Unidos se comprometerá en estas cuestiones de forma muy agresiva. Hemos aprendido de los errores del pasado”.