El 1º de agosto, en la primera audiencia del juicio, cuando el tribunal le ofreció la palabra, Mario Romero dijo sin tapujos que lo culpaban por el homicidio de Jesús Oviedo por la simple razón de que tiene antecedentes, pero sostuvo que no iba a hacerse cargo de un crimen que no cometió. Este lunes, al cierre de la etapa probatoria, sostuvo su inocencia y dijo que estaba siendo mal juzgado. No sus dichos, sino la falta de pruebas contundentes, llevaron a que un grupo de magistrados lo absolviera este miércoles, por el beneficio de la duda. Romero, quien estuvo un año y 8 meses con prisión preventiva, fue liberado de inmediato.
Oviedo tenía 75 años y vivía en el paraje Los Lobos, unos 13 kilómetros al sur de Santa Rosa del Conlara. Un familiar y vecinos lo encontraron muerto el 21 de enero de 2016, a unos 200 metros de su casa: tenía un golpe en la parte derecha de la cabeza y luego fue asfixiado con un cinto.
La Policía estableció que de su vivienda faltaban tres garrafas, un puñal, anillos y un reloj pulsera. Romero surgió como sospechoso por el testimonio de un vecino que dijo haberlo llevado en auto al campo de la víctima el 19 de enero, dos días antes de que hallaran el cadáver, porque supuestamente iba a comprar unos chivos. Pero en lugar de eso el hombre dejó la escena cerca de las 22:30 con tres garrafas y no con los animales. No obstante ello, el juez Penal de Santa Rosa, Jorge Pinto, y el fiscal Roberto Silvestre no encontraron elementos de cargo suficiente para detenerlo.
Fue recién casi seis años después, a fines de 2021, que los investigadores recibieron un informe de la empresa de telefonía Claro que ubicaba al celular de Romero en la zona del crimen el día del hecho, por lo que fue detenido (el 14 de noviembre) y procesado con prisión preventiva el 22 de diciembre por el delito de “Homicidio criminis causa con alevosía”.
FUENTE : EL DIARIO DE LA REPUBLICA.