La situación se repite desde hace tiempo y no encuentran soluciones pese a la gran cantidad de reclamos. Hay personas en situaciones complicadas de vulnerabilidad, con discapacidades, que no pueden comprar bidones y tienen que arriesgarse a consumir agua “turbia, llena de barro”.
No es novedad que el agua “potable” de la ciudad salga turbia, llena de barro y en condiciones de dudosa salubridad. Pero lo que pasa en el barrio 212 Viviendas Productivas ha colmado la paciencia de la gente. Pese a los numerosos planteos a las autoridades, la gente no tiene respuestas. Piden soluciones urgentes.
De acuerdo a la información proporcionada por vecinos de la zona, desde la semana pasada se han registrado al menos 10 quejas directas a la Municipalidad, a través de los canales oficiales. Pero hay personas que reclaman desde hace un mes. Lamentan que la calidad del agua daña los calefones y filtros. Muchos temen por su salud.
Ya hubo algunos casos donde la turbidez del agua ha provocado reacciones alérgicas en la piel. La solución, claramente, es evitar el uso del recurso hídrico, pero la gente no tiene alternativa.
Aquellos que pueden, se compran bidones para consumo personal y para cocinar. Para muchos, el problema está en las plantas potabilizadoras.
Indiferencia que duele
Un caso puntual, de tantos que hay, es lo que le ocurre a Mónica, de la Manzana 85, local 16. Ella sufrió la amputación de sus piernas y vive con su hija que tiene una discapacidad, es hipoacúsica y padece osteoporosis. Ya no puede más con la situación y no tiene recursos para comprar agua envasada.
“Hace muchos meses que tenemos el agua con barro, no se puede tomar, se rompen los filtros, se pican los tanques. No puedo seguir comprando bidones, no es solamente para tomar, tenemos que cocinar. Yo hago viandas y con esto no puedo trabajar. Mi hija tiene una enfermedad crónica. Todo el barrio presenta estas dificultades y el intendente Hissa es ciego, sordo y mudo”, repudió indignada en diálogo con El Diario de la República.
“Estamos abandonados, hablo por mí y por toda la gente del barrio. No puede ser que estemos pasando esto. Es barro. Los que vivimos en un barrio social estamos acá porque no tenemos plata, somos trabajadores y humildes. A veces vienen, purgan una semana, un día duran los arreglos, pero después el drama vuelve de nuevo. Se rompen los filtros y hasta los termos, que se oxidan”, agregó.
En otro tramo de su intervención, remarcó que entre sus problemas de salud, tiene que efectuar diálisis. Y en todo ese escenario, sufre el drama del agua. Lamentó que la gestión no soluciona nada.
Habrá que ver cómo evoluciona la problemática. Por lo pronto, la gente se “acostumbra” a canillas que dejan correr agua marrón.